4 + 1 en Japón

miércoles, noviembre 16, 2005

Frialdad y calidez

Hoy es martes. Entre semana no tengo tiempo para hacer turismo, obviamente, pues tengo que trabajar. Por eso no tenia nada especial que contar ayer, y me quede calladito un rato, que estoy mas guapo.

Ayer, ademas, no fue un buen dia. Tampoco fue malo. Dejemoslo en regular. Resulta que una de las caracteristicas de los japoneses es que, aparte de cordiales, suelen ser frios y reservados. hasta ahi bien, porque considero que es algo que todos habiamos oido alguna vez acerca de estos niponcillos. Que si se relacionan poco entre si, que si van en el metro como los lemmings hacia el agujero... Eso es cierto solo a medias, pues yo estoy trabajando con chicos de universidad, de unos 22 años, y las cosas no son tan rigidas por lo general. Es posible, de todas formas, que algunos de ellos sean pareja y yo no me haya enterado porque aqui no se expresa el cariño. No recuerdo si he visto a alguna pareja de la mano desde que estoy aqui. Quizas si, pero no es algo usual. De todos modos, entiendo que eso es algo mas social que personal: si no se hace, pues no se hace. Otra cosa es como reacciona cada uno a segun que estimulos.

Decia, pues, que ayer me senti algo "dado de lado", pues entre los alumnos algunos (no muchos, no creais, hablo de dos o tres de diecinueve) piensan que a fin de cuentas estan haciendo una obra de teatro DE japoneses PARA japoneses hecha POR japoneses, y que a que tiene que venir un español que no conocen a explicarles nada. Estos chicos son (que casualidad) los de cuarto (ultimo curso), que coincide con que ya se han ido de Erasmus a España o Sudamerica, y por que comprenden lo que dice el texto de Cervantes piensan que lo saben todo. Desde el departamento de Español se intenta que comprendan que eso no es asi, que la obra es un medio para que ellos aprendan español, y que si hay un especialista en teatro y en Siglo de Oro español, pues mejor que mejor porque podran aprender mas. Algunos estan entusiasmados, por supuesto, y asi me lo hacen ver: de hecho hay uno que todo el dia me esta cosiendo a preguntas y ya no se como hacer para deshacerme de el.

Y ayer las diferencias se hicieron patentes cuando yo quise defender mi metodo de trabajo intentando no romper el suyo. Yo queria hacerles entender que de nada sirve repetir y repetir una escena diciendo mil veces la misma frase si no comprendes lo que significa la frase, pues eso no es aprender español sino memorizar una oracion que puede ser que no signifique nada para ti. Pero ellos creen que invertir una hora a sentarse y explicarles cada frase es una perdida de tiempo, pues queda poco para estrenar (que conste ellos ensayan de lunes a viernes ocho horas al dia y los fines de semana doce horas al dia desde hace tres o cuatro meses y aun faltan tres semanas). Yo pienso que es poco productivo, se lo hago saber, y uno de ellos me contesto "es que lo importante no es aprender español sino hacer reir a nuestros compañeros de otros cursos" (no se si os habia explicado que en las obras que se representan -en ruso, chino, ingles y español- pondran subtitulos para que todo el mundo sepa que estan diciendo los personajes). Yo le conteste que eso no era del todo cierto, pues si la finalidad es solo divertir al publico, no tiene mucho sentido que la universidad se gaste un dineral en traer un profesor español pudiendo contratar a un actor japones. El chico seguia erre que erre (son algo cabezoncitos los chicos cuando se ponen) y finalmente tuve que recordarles la jerarquia, ya que aqui contradecir a un superior supone casi la muerte social inmediata: de hecho los alumnos de primero apenas pueden hablar con los de cuarto porque les da verguenza. En efecto, hasta que no les recorde que yo soy su profesor y que no es normal cuestionar a un profesor el modo de dar su clase no se avinieron a razones. Finalmente hemos conseguido un trato y todos hemos quedado contentos, pero si que hubo unos minutos un poco tristes por mi cabeza.

Y pense entonces en los miles y miles de inmigrantes que deambulan por todos los paises "desarrollados" de este mundo, y en la innumerable cantidad de veces que se sentirian en una circunstancia similar sin tener bajo la manga el as de "recuerde que me debe usted un respeto" y en como tienen que tragarse las palabras y las lagrimas como cuando damos la vuelta a un calcetin. Recorde a Hatsue, a Celia, a todos aquellos sin nombre que no tendran un monumento que les recuerde como al soldado desconocido ni probablemente un vehiculo propio del que sentirse orgullosos...

(Desahuciado esta el que tiene que marcharse a vivir una cultura diferente.)

Ya digo que yo, en este viaje, tengo toda la suerte porque, a fin de cuentas, vengo como "high-class teacher" con todos los gastos pagados y me tienen en palmitas. De eso no puedo quejarme, es verdad. Lo que lamento es que si yo no he podido evitar sentirme triste unos minutos por algo tan vacuo, que no sentiran aquellos que todos sabemos quienes son?

Despues de eso llego la hora de la cena (sobre las seis de la tarde) y baje al restaurante de la facultad. Santi estaba conmigo y le pedi que me ayudara a elegir, pues hay que coger ticket en una maquina que esta completamente en japones y no se que cosa es que cosa. El me pregunto que me apetecia y le dije que no sabia, porque no sabia lo que habia. Pero que no fuera picante, que aqui son muy brutos con eso. Me recomendo un plato chino que aqui tiene mucho exito llamado "ramen" (pronunciese con "ere" en vez de con "erre"), me explico cual era el boton correspondiente y les conte a algunos alumnos alli presentes lo importante que era para mi saber que si yo apretaba ese boton podia comer algo que me gustara. Hubo algunas risas, cenamos, y despues volvimos a ensayar, no sin pensar que hubiera sido de mi sin Santi.

(Sobrevivir. Esa es la palabra.)

Hoy estaba ensayando con unos cuantos y se ha acercado una de las chicas de ultimo curso que es muy maja (en la foto que os mande de ellos es la de la izquierda de las dos que visten chaqueta vaquera) y me dice:

- Tengo... algo... para... usted.
- El que?
-Tome. Lo he... hacido... no... hecho para... usted.

La buena chica, al llegar a casa, habia recordado unos cuantos platos que se vendieran en la maquina, los habia escrito en un papel en simbolos japoneses, habia escrito una pronunciacion aproximada y despues hecho una pequeña descripcion del plato como "arroz con huevo y carne de pollo".

- Muchas gracias. Muchas, muchas gracias.
- De nada. Es para usted.
- En serio, para mi es muy bonito que alguien haga esto.
- Yo soy... china. Cuando veni... vine... a Japon... tuve... no... tenia... trece años. No sabia japones. Por eso... entiendo a usted... y que es dificil... adaptarse. Si puedo ayudar... a usted... con el idioma... o con algo... digamelo, por favor.

No he llorado delante de ella porque la maldita guia Lonely Planet dice que en Japon no esta bien visto que un hombre llore.

Menos delante de una mujer.

Menos si el es profesor.

Menos aun si ella es su alumna.


Si no fuera porque seguramente se hubiera espantado, le hubiera dado un abrazo ahi mismo. Si no fuera porque no sabe ingles (suficientemente tiene con saber chino, japones y español) le hubiera regalado una copia de "The immigrants" de Gloria Montero; para que supiera que no solo se de que esta hablando, sino que, de algun modo, todos vamos en un mismo barco.
Un barco que no se hundira mientras haya calidez humana en las calderas.

1 Comments:

At noviembre 16, 2005 12:32 a. m., Blogger Carlos García Ruiz-Castillo said...

H:

Tokio, doce y cuarto de la noche. Ha pasado una hora desde tu última entrada.

Vengo de animar a mi chica, un poco apagada con el primer invierno por dentro. Escalofríos de futuro, impotencia de Jano. De disfrutar la deliciosa cena sutilmente ofrecida por su madre; de entrever por una rendija descuidada a su abuela de 102 años. De ver cómo esta familia abre su casa, nerviosa y alegre, a un extraño de otras tierras, de pelo rizado y olor fuerte, de extrañas costumbres, torpe lengua y nerviosos ademanes. Me siento extraño y bienvenido al mismo tiempo.

Y hoy, de nuevo, un ligero pensamiento: toda diferencia lo es sólo de matiz.

Dulces sueños, H.

 

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